-Por eso no te preocupes, toma. Con esto puedes montar en todos los vuelos de cualquier compañía europea. Recuerda, no es para ir donde tu quieras, solo sirve para nuestro continente. Adiós.
-Esta bien. Ahora mismo me voy a mi casa para prepararme y cuando antes me sea posible salgo para allá.
Yo cogí la tarjeta que me había dado y me fui. Al abrir la puerta de su despacho me encontré con su secuaz de antes, me cogió por detrás y me volvió a pasar lo mismo -incluso creí que había sido un deja vú-. Durante el camino fui pesando que iba hacer, es decir, ir allí lo tenía que hacer sí o sí. El coche paró, me quitaron la máscara y ya estaba de vuelta en el lugar donde había dejado aislado mi coche. Me monté, fui a mi casa, le dije a mi padre que me iba a un hotel para ver si se me pasaba todo el revuelo de lo de mi hermano de la cabeza. Cogí, y me dirigí hacia el aeropuerto. Allí, me dirigí con miedo hacia una ventanilla, no sabía que iba a ocurrir llevando esa tarjeta. La azafata, al verme la tarjeta, me dejó pasar al avión y anuló el billete de otro pasajero. Además, me dejaron en la primera clase. El vuelo sólo duro 3h pero me dio tiempo a dormirme durante el trayecto de ida. Al llegar, pedí un taxi. Lo grité varias veces en inglés, pero al ver que nadie me hacia caso -aunque se dice igual la palabra, pero con otros fonemas- decidí levantar la mano. Uno de estos vehículos se paro. Me preguntó que cuál era mi dirección. Yo solamente le dije una palabra, Toledo. Eso fue lo único necesario para que me entendiera. Durante todo el camino, el iba hablando, pero como yo no entendía mucho le decía a todo sí con la cabeza -aunque se el idioma, no me las quería dar de listo. Cuando llegué, me bajé del taxi. Yo me iba tranquilamente y de repente escucho a un coche pitando. Para mi desdicha, se me había olvido pagar al conductor. ¡52 euros que me clavaron! Lo llego a saber antes y me las hubiera ingeniado para ir en autobús.
CONTINUARÁ.
#ellobodelanoche
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