lunes, 3 de febrero de 2014

10

No paro de pensar en lo que pasó ayer a la vuelta de ver a Julian. Según estaba llegando, se acercó ligeramente un coche de la policía detrás. Giré a la derecha, giré a la izquierda, frené, aceleré, pero no podía quitarme el coche de encima. Harto de ir dando vueltas de un lado para otro, decidí pararme en el arcén de una calle mi cercana a mi residencia habitual. Lentamente, abrí la puerta del coche y me acerqué al coche de la policía -era de color azul y tenía las sirenas de toda la vida, no os creáis que era nada de otro mundo-. Me coloqué enfrente de la puerta del conductor y al levar el coche los cristales tintados no pude ver nada. Di despacito con el puño en el oscuro cristal, esperando la misera respuesta de alguien. Me aparté lo más rápido que pude de la puerta, pues se abrió tan rápido que no se como no se tronchó. Salió una persona con traje, pero no recuero muy bien su cara. Me agarró de los brazos y me puso unas esposas. Me puso un antifaz en los ojos y me metió en la parte trasera del coche -y eso que yo pensaba que iba a ser cualquier tontería. Yo iba dando voces, para ver si alguien me podía socorrer pero este intento fue en vano. De repente, el coche se paró en seco, no sabía nada de lo que estaba sucediendo. Se abrió mi puerta y una voz grave me dijo: BAJA. Yo atendí a sus órdenes y decidí hacer caso a lo que me dijera. Me quitaron el antifaz y pude ver donde estaba. Era como una especia de sala de hospital, pero que estaba en obras. Me hicieron subir una escalera de caracol -eso sí, con la esposas puestas- hasta llegar a una habitación que tenía la puerta de madera. Me quitaron las esposas y me hacían gestos de que entrara a la habitación. Yo obedecí. Al entrar cerraron la puerta. Empece a cotillear lo que había a mis alrededores. Unas estanterías con libros. Un sofá para más o menos cinco personas y una alfombra procedente de África -era de china, lo pude ver muy bien cuando me tuvieron tumbado contrae ella, pero eso es ya adelantar un poquito los acontecimientos-, Espere, espere y espere pero nadie aparecía. Yo cada vez estaba más nervioso hasta que de repente ¡Zas! Se abrió la puerta y entro un señor de complexión delgada. Era bastante alto y tenía los ojos azules. Cogió, y con total libertad se sentó en el sofá. A mi también me lo ofreció pero le negué rápidamente con la cabeza. Me dijo:

-¿Sabes quién soy para negarme este sitio? -yo volví a negar con la cabeza-. Soy...

CONTINUARÁ.
#ellobodelanoche
        

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